martes, 27 de enero de 2009

Gioja, (José Luis, gobernador de San Juan) un gobernador de oro (cianuro y dólares). El Ultimo gran aliado de Kirchner y las mineras. Exhibió su 1er. lingote de oro producto del veto de Cristina a la Ley de Glaciares*. (demostrando así que el medio ambiente no es una preocupación sincera)

Yamana Gold, una de las mineras canadienses que con tanta deferencia tratan los Kirchner y el mandatario provincial, comenzó con la producción aurífera en Gualcamayo, San Juan, Argentina. Varios de los proyectos de Yamana y Barrick atraviesan zonas de glaciares y de allí las acusaciones de connivencia hacia los funcionarios provinciales y hacia la presidente Cristina Fernández de Kirchner, que no dudó en vetar una ley que había sido aprobada por unanimidad por el Parlamento. En el caso de Yamana la minera tritura decenas de miles de toneladas de minerales por día y utiliza 110 litros de agua (que la provincia no le cobra) por segundo, desecha cianuro en su proceso industrial y consume, con tarifas mínimas, una cantidad de combustible y electricidad similar al de una ciudad de 250 mil habitantes, para llevarse miles de millones de dólares, con regalías mínimas y todos los recursos naturales a su disposición.
Fuente: www.perfil.com y urgente24

* La ley de Glaciares es el fruto de la incansable labor de expertos, organizaciones sociales, ecologistas y amantes de las montañas, todos preocupados por la reducción cada vez mayor de los glaciares en el país, tenía como objeto establecer los presupuestos mínimos para la protección de los glaciares y del ambiente periglacial con objeto de preservarlos como reservas estratégicas de recursos hídricos y proveedores de agua de recarga de cuencas hidrográficas.
No proteger los glaciares significará que muchos pueblos y ciudades al pie de la cordillera de los Andes tendrán mayores dificultades para adaptarse a los efectos del cambio climático que ya ha llegado. Aquellas regiones que necesitan el agua de las montañas que proviene de los glaciares y de la nieve acumulada cada año para desarrollar la agricultura, la ganadería, el turismo, la generación de energía y el consumo humano verán desaparecer en pocos años sus fuentes de provisión, a la luz de los modelos científicos que anuncian menores precipitaciones níveas en la Cordillera y, por ende, menor acumulación de nieve e inferior disponibilidad de agua.
En años en los que la nieve que cae no es suficiente, los glaciares proveen el agua para mantener las actividades productivas, mientras que en años abundantes los glaciares recargan sus reservas para entregarlas cuando resultan necesarias, debido a este veto presidencial y a las actividades desenfrenadas del hombre, los glaciares desaparecerán antes de lo que debería suceder.
Se trata de uno de los tantos servicios que la naturaleza brinda, pero que no se contabilizan en el cálculo del producto bruto interno (PBI). Así, la desaparición de estas funciones clave para nuestro bienestar no es percibida por la sociedad, aun cuando sea ésta la que deberá afrontar esas pérdidas, de modo directo al mermar la calidad de vida, y de modo indirecto a través de la financiación de obras de infraestructura para intentar revertir los daños generados por la pérdida de aquellas funciones.
La norma vetada impulsaba la creación del Inventario Nacional de Glaciares, que representan un 75 por ciento de la reserva hídrica de la Argentina. También impedía que en los hielos y en su entorno se realizaran actividades que pudieran "afectar su condición natural, o que implicaran su destrucción o traslado, o interfirieran en su avance, como por ejemplo la exploración y explotación minera o petrolífera". leer mas aquí